Los centros urbanos más importantes del mundo son cuna de las implementaciones biométricas de punta. De a poco, se transforma la relación entre las personas y la tecnología.
Las herramientas biométricas tienen un amplio campo de aplicación. Desde el simple desbloqueo del celular gracias al lector de huella dactilar, pasando por el reconocimiento de rostro en un aeropuerto para hacer el check in, hasta la gestión y reconocimiento en vivo de millones de personas en las grandes ciudades. Esta tecnología (con sus distintas variantes) es una de las más importantes y disruptivas de la actualidad.
Pero no actúa sola. La inteligencia artificial es una aliada inseparable de la biometría: con datos cruzados de los millones de habitantes —seguro social, información bancaria, de salud, familiar, impositiva— este tipo de sistemas se proponen como el próximo paso en la digitalización de las ciudades.
China es el gran ejemplo de estos sistemas. Gracias a la instalación de cámaras inteligentes por todas sus ciudades (Beijing y Shanghai a la cabeza), el gobierno busca instaurar estas soluciones. Los beneficios están a la vista, con un mejor control por parte de las autoridades. De la misma forma, la policía utiliza gafas con reconocimiento de rostro para poder identificar sospechosos o personas buscadas en las calles.
A diferencia de los lectores de huellas (que requieren un acercamiento de la persona al dispositivo), el rostro se puede analizar a la distancia, una de las grandes ventajas de este sistema. Desde 2015, el Ministerio de Seguridad Pública de China se ocupó de construir el sistema de cámaras inteligentes más complejo y completo de todo el mundo, con una tasa de fallo de 0,8 por ciento (es decir, 8 cada 1000).
Además de los ya mencionados casos de seguridad pública, el país asiático es el más avanzado de su clase debido a que la biometría ya encontró distintas aplicaciones en la vida cotidiana. Por ejemplo, algunas tiendas ya permiten los pagos solo con el rostro: los KFC o locales de bienes con soluciones de Alibaba están equipados con cámaras de reconocimiento 3D que solo necesitan del rostro para abonar las cuentas.
Los hospitales y los subtes son otros de los grandes espacios públicos que ya cuentan con estas soluciones. El hospital Jiangxi People crea los perfiles de los usuarios solo con el rostro y los reconoce al entrar o salir para preparar el historial médico antes de las consultas. El subte, por su parte, tiene un sistema de bioidentificación que elimina el uso de los tickets o las tarjetas de pago.
Donde hay innovación, hay discusión
El avance de esta tecnología también tiene sus propios problemas aparejados. Ante la aparición de cada vez más herramientas y de disruptivas implementaciones, se pone en duda qué tipo de regulaciones deben estar vigentes para sumarse a este avance y se abre un fuerte debate sobre la privacidad.
“Hay muchos sistemas en China que implementan reconocimiento facial. Desde las autenticaciones para Didi (rival de Uber), cámaras que impiden el robo de papel higiénico de los dispensadores, sistemas de registro para universidades que avisan si alguien que entra a clase está prestando atención o no, entre muchas otras. El reconocimiento de rostro tiene un potencial inmenso”, aseguró el tecnólogo y especialista en innovación británico, Bernard Marr.
Por su parte, Elizabeth Denham, quien fue nombrada comisaria de información del Reino Unido en julio de 2016, dijo en un post publicado en mayo por la Oficina del Comisionado de Información de su país (ICO, por sus siglas en inglés) que la tecnología de reconocimiento facial podrá aportar “beneficios significativos para la seguridad pública”. Sin embargo, no esquivó la polémica y aseguró que esto transformará la forma de interactuar en las ciudades: “esto es una oportunidad y un riesgo”.
Inglaterra también se posiciona como referente en la implementación de esta tecnología. Gracias a un software similar al chino, las autoridades mapean los rostros de todos los ciudadanos y los compara con el archivo policial. En caso de encontrar coincidencias, se avisa al personal pertinente para que tomen las acciones correspondientes. Este reconocimiento de rostro en vivo es la primera gran experiencia que lleva adelante este país.
Con un camino aún por recorrer, distintas ciudades del mundo empiezan a tomar posición sobre esta tecnología y ver su potencial.